1 jul 2014

El parque.

El parque es bello,
Allí divagan los perros,
Hay un museo,
Vagones de un tren abandonado
Maravillas que no descubrí.

El parque es estático
Su aroma que endulza a la naturaleza
Maquillas las sonrisas de los transeúntes
Y acaramela los besos de los enamorados.

También hay niños que corretean,
De aquí para allá.
Otros juegan al fútbol.
Familias compartiendo la armoniosa tarde
Y los ciclistas con sus cascos
Siempre pedaleando sin infectar este espacio.

Para mi nada de esto es nuevo,
Simplemente ignoraba este reflejo
Ya que rechazaba mi condición
Con la que me encontraba en el pastizal.

Sin embargo, una compañía,
Una compañía puede cambiar tu perspectiva
Convertir lo negativo en positivo
Poder ver aquello que para mí era vago
Porque molestaba caminar sólo
Como un idiota con su sombra.

De la brisa al resplandecer
Se puede cambiar un poquito
Dejar de odiar las tardes de domingos
Para vivirlo al máximo
Rogando que el reloj no siga girando
Gozando de la dulce compañía
Que sólo las caricias de quien deseas

Puede otorgar.

Larga espera.

Y el tiempo pasó tan rápido,
como la brisa de aquellos besos
que tanto se han hecho esperar
para convertirse
dos seres en uno solo
muriendo con las caricias,
las dulces palabras,
y aquellos susurros
que tanto estremecen
al despedirse
con un beso delicioso
que promete el deseo
de volver a encontrarse.



Un pequeño fragmento que retrata
aquel viejo adagio de pasión.
El encanto de cada abrazo

y la razón de cada fin.

Historia ciclica.



Bebo de esa copa,
Trabajo duro me espera
La explotación hará largo al día
Para darle la renta al patrón.

Más bien, no entiende mi cansancio
Y me castiga sin darme mi porción.
A ver si se bancará esta esclavitud
Que a mí me tocó vivir.

Y si levantas una huelga,
El Estado, amigo del patrón
Te castigará.
De allí deriva su riqueza
Dependiendo siempre de ellos.

Guay de querer vagabundear,
Castigo duro me esperará
Y me castigarán bajo el ardor
Del cráneo candente.

Me llaman vago,
Pero no entienden,
Que yo le escapo a esta condición.
Si lo que era mío lo perdí.
Mi tierra, ahora es del terrateniente
Que sonríe en la cuenta de los billetes
Mientras yo paso, 12 horas
Sudando bajo el Sol
Y la explotación.

Desde el poder se decreto
La expropiación de las tierras
Con guainas e hijos,
Todos afuera,
Todos despojados
Todos desertores.

Más bien, me veré en la calle
Mendigando un poco de suerte.
Este es el castigo duro
Que muchos padecimos
En el cambio de sociedad.

Un sistema que vino para permanecer
A fuerza de garrotes y muertes.
Deshumanizándonos
Hombre por hombre

Para satisfacer a unos pocos.